Las estructuras de contención de suelos son elementos esenciales para el diseño de infraestructura vial, en estribos de puentes y muros de contención en general. Por ejemplo, ante la falta de espacio disponible para permitir mantener una calzada existente o disminuir anchos de expropiación.
Los muros de suelo reforzado incluyen el uso de geogrillas o geotextiles de alto módulo que proporciona refuerzo al suelo, en el sentido de aumentar la resistencia al corte del conjunto.
Esto garantiza la estabilidad del sistema y contribuye con la reducción de la deformabilidad de la estructura y disminuye los recursos de materiales y plazos de construcción en comparación con un muro de contención tradicional. También se logra una reducción de interferencias de tránsito, ya que se puede construir el suelo reforzado desde adentro del muro y de esta forma se tiene una menor interferencia con las vías laterales.
Debido a sus excelentes propiedades de interacción, los geosintéticos de refuerzo (elementos flexibles provistos de elevado módulo y resistencia a la tracción) trabajan en conjunto con el suelo solidarizando la región potencialmente ‘inestable’ (zona activa) con la región ‘estable’ (zona pasiva) para una superficie de falla determinada.
La técnica constructiva utilizada es muy sencilla y consiste en la conformación de capas de suelo confinadas por filas de refuerzo geosintético, a través de su disposición y respectivo anclaje en el interior de la masa de suelo contenida. Las filas de refuerzos pueden estar conectadas o no a elementos rígidos o flexibles de la cara vista (o paramento), que brindarán una adecuada protección contra la radiación ultravioleta y contra otros agentes externos, a la vez que facilitan el procedimiento constructivo.
El suelo refortzado brinda una gran versatilidad en el revestimiento de la fachada del muro, también llamado paramento o cara vista.
Algunos de ellos son:
Bloques modulares (Sistema Terrae), encofrado de piedra con mallas metálicas galvanizada (Sistema Quadratum) y paneles prefabricados de hormigón vinculados pasivamente.
Otras opciones son placas de piedra, palos de madera, geoceldas, entre otras.
El revestimiento juega un papel estructural menor en la estabilidad de la estructura. El paso crítico es la compactación del suelo de relleno, no la colocación del geosintético de refuerzo ni del paramento.
Se establece una distinción entre las estructuras de suelo reforzado que presentan una inclinación menor a 70° con respecto a la horizontal, definidas como taludes de suelo reforzado, y aquellas cuyo paramento se aparta de la vertical en una cantidad menor a 20°, definidas como muros de suelo reforzado.
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